Los préstamos que incorpora el argot tienen origen diverso.
Dependiendo de la época y del campo léxico éstos han tenido una procedencia e
intensidad diferentes. Son un reflejo de la relación que han mantenido las
culturas y las lenguas a lo largo de la historia.
En la actualidad, los anglicismos y términos del slang
poseen un gran dinamismo tanto en la lengua española como en el argot de los
delincuentes. En este último se restringen casi por completo al campo léxico de
la droga, aunque dada la influencia del inglés, por ejemplo, a través de la
música, han invadido otros ámbitos. Esta relación entre el argot español y el
slang se produce por diversas causas, entre las cuales destaca el hecho de que
una gran parte del narcotráfico tenga lugar en campo norteamericano al igual
que la fabricación de las drogas de “diseño”.
Distinguimos dos tipos de préstamos:
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Préstamos léxicos, importación o préstamo
patente, los cuales importan directamente una lexía extranjera sin apenas
modificación fonológica o gramatical de la lengua nativa. Constituyen, en
muchos casos, verdaderos neologismos en la lengua receptora. Entre paréntesis
situamos el término inglés y su significado primitivo, aunque cabe tener
presente que el sentido que se toma prestado en el argot español procede del
slang o argot inglés, en el cual ha tenido lugar una variación semántica: así,
por ejemplo, business “negocio” se ha transformado en el propio slang en
“tráfico o trato de drogas”, y con este sentido pasa al argot español. Dos préstamos escapan a esta explicación, ya
que no pertenecen al campo léxico de la droga y conservan el significado
primitivo sin modificaciones: broder ‘hermano’ (de brother) y killer ‘asesino’.
Otros dos plantean dudas respecto a si el slang adopta este sentido, pues no se
documentan en diccionarios de este tipo de argot: mail ‘cigarrillo de droga’
(del sustantivo mail ‘correo’) y convoy ‘tráfico de estupefacientes’.
En numerosos ejemplos se ha producido una adaptación grafémica y
fonética, aunque respecto a la primera se debe añadir que los informantes no
han escrito estas voces. Si las hubieran transcrito, probablemente la
adaptación hubiera sido mayor, ya que no saben hablar ni escribir en inglés.
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Apuntamos como segundo tipo los calcos idiomáticos
o préstamos semánticos, en los cuales el vocablo de la lengua receptora recibe
nuevos semas, se relexifica. Es más difícil de determinar que el anterior. Por
ello, para indicar que se trata de un calco, se sigue el estudio de F.
Rodríguez (1944), quien efectuó una datación y contraste de estas voces en
inglés, ejemplos como: barra ‘porción de hachís’ (bar), blanca ‘heroína’ (White
power), caballo ‘heroína’ (horse), ciego
‘estado de alucinación causado por las drogas’ (blind), etc.
La importancia y repercusión de estos préstamos del inglés reside no sólo
en la frecuencia de aparición de las voces, sino en que han logrado formar sus
derivados: espid (espitar, espitoso), chute (chutarse, chuta), flipar (flipe),
etc. Estas formaciones emplean tanto sufijos propios del español como los del
argot delictivo y los pertenecientes a registros informales, como son las voces
nos documentadas en el corpus (drogota, esnifada, flipota, flipeta…).
En cualquier caso, consideramos significativo no la cantidad de
préstamos, sino la función. Los que denominan sustancias o acciones para las
que no existía una designación anterior, como es el caso de éxtasis, espidbol,
espitar, etc., adquieren una función designativa. El resto se incluirían en dos
grupos. Los calcos intensifican el sentido por la transformación semántica:
pavo, mono o sábana (añaden humor, degradación, etc.), y se integran
simultáneamente en la función expresiva y cohesiva. Los restantes préstamos
léxicos son reducidos y se englobarían en una función de intentar mostrar algo
propio y personal de grupo, extraño a la lengua general, y cohesionar a sus
hablantes.
Los galicismos son muy escasos y giran en su mayor parte en torno al
mundo de la prostitución. Son voces bastante antiguas y han trascendido al argot común.
Los italianismos del argot son también reducidos.
Hay otros argots y jergas que también influyen en el del
delincuente. A partir de estos préstamos
se observan las relaciones que mantienen los delincuentes con otros medios.
BIBLIOGRAFÍA:
- Sanmartín Sáez, Julia (1998). Lenguaje
y cultura marginal. El argot de la delincuencia. Valencia: Universitat de
València.
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