jueves, 29 de mayo de 2014

La prostitución.


P. Pollitz (1933) considera el lenguaje de la prostituta como diferente del de los otros delincuentes y afirma que se ha conservado muy poco de este argot peculiar. Más que un lenguaje diferente, en la actualidad concebimos este argot como un campo léxico más, al igual que los restantes, dada la estrecha relación entre los miembros de la delincuencia y la repercusión de algunos factores aglutinantes, como la droga o la cárcel. La configuración de la delincuencia hoy en día nos permite señalar que esta relación se mantiene, sobre todo por el motivo anteriormente indicado: la adicción a las drogas.
En los años noventa este léxico apenas comprende unas cincuenta voces. Voces agrupadas en función  de una tipología de la prostitución:

Prostituta:

-          Genérico: lumi
-          De baja categoría: lumiascona, tirada, buscona, pelleja
-          De bar: de alterne.
-          Joven: lacorrilla
-           De lujo: parisina
-          Tipo de relación sexual: ama / sumisa

Proxeneta:

-          Genérico: macarra, chulo, macró, cacero, macaco, maridos al plato, palero…
-          De baja categoría: macarrón de bocadillo.
-          De elevada categoría: barbó, macarrón de chaqueta.
-          Para la policía: maleta.

Regenta de un prostíbulo:

-          Madam, mami, jamba del club
Cliente:

-          Genérico: poniente, putero, paganini, cabrito

Hombre que se prostituye:

-          Con otros hombre: chapero
-          Con mujeres: gigoló


Todos estos son sólo unos ejemplos del número de voces existentes.
Cabe destacar que la prostitución ya no es una “profesión”, sino un medio de conseguir dinero para obtener drogas. Algunas de las mujeres drogadictas para obtener dinero hurtan, trafican con estupefacientes o se prostituyen. Forman parte del escalón inferior de la prostitución: ocupan, además, los espacios periféricos frente a los centrales. Algunas han dejado esta actividad para dedicarse al tráfico de estupefacientes, ya que es más rentable.
La “profesión” se ha perdido con la consiguiente repercusión lingüística. Esto comporta que las informantes, a pesar de prostituirse, desconozcan la mayoría de estas palabras, como son las referidas a determinado clientes.
La prostitución es nuestros días no constituye una actividad delictiva, según el código penal, solo la inducción a la prostitución de menores de edad.


BIBLIOGRAFÍA:

- Sanmartín Sáez, Julia (1998). Lenguaje y cultura marginal. El argot de la delincuencia. Valencia: Universitat de València.

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