jueves, 29 de mayo de 2014

El cambio de sentido: la metonimia y la sinécdoque.

Junto a la metáfora, el mecanismo más rentable comunicativamente para el argot, existen otros dos tipo de transformaciones del sentido: la metonimia y la sinécdoque, ambas con un considerable menor rendimiento.

Estos dos tropos suelen confundirse. En primer lugar la sinécdoque consiste en designar un objeto o un todo con el nombre de una de sus partes, o al revés, una parte con el nombre del todo. En el caso del argot de la delincuencia, existen documentados ejemplos como bicharras, como ladillas, o cañones, como escopeta. La metonimia, en cambio, se trata de sustituir un término por otro con el que guarda relación, aunque no tiene que corresponderse como en la sinécdoque en términos todo-parte. Algunos de los ejemplos registrados son los siguientes: pelleja, cartera; hierro, pistola; plástico, tarjeta de crédito; chapa, matrícula; copera, prostituta; goma, porra.

Sanmartín (1998) apunta que la transformación del sentido también afecta a las “expresiones fraseológicas”: expresiones con dar o comer, donde el verbo se encuentra “relativamente desemantizado”. De este modo, distingue dos construcciones en este tipo de expresiones:

-          Las que unen verbo y sustantivo: buscar la boca, provocar; currar la página, adular; cortarse la coleta, retirarse de la delincuencia; llevar maleta, tener proxeneta; pagar celdas o años, cumplir tiempo de condena…
-          Las que unen sustantivo y adjetivo, o dos sustantivos: a cara perro, no compartir; doble cero, droga de buena calidad; maridos al plato, proxenetas.

De ese empleo de materiales concretos de la vida cotidiana a la hora de producir los cambios y transformaciones en el significado, “se deducen ciertas connotaciones o rasgos secundarios”, que pueden ser simplificados en tres características:

-          La concretización de lo abstracto y una concepción materialista de la vida.
-          La degradación de los valores, en especial cuando se emplean las metáforas de animales, vegetales y frutas, o escatológicas, pero también cuando se designa al cuerpo como muelle.
-          El humor, por ejemplo, al denominas nevera a una celda, señores a la policía, salir un héroe persona que se opone al atracador, trabajar  como robar, etc.”.

Vehículos de significado como los colores, los animales o el mundo vegetal ya eran utilizados en la Edad Media en el argot de los malhechores.

Muchas veces la motivación no es el ocultamiento o la cripticidad (han sido trasvasados, por ejemplo, al lenguaje coloquial); más bien, la connotación que llevan aparejadas estas metáforas, metonimias y sinécdoques, son “un reflejo de una mentalidad, de una concepción del mundo diferente y de una sociedad contraria a la establecida”. Se trata de “una inversión de valores, que presenta un lenguaje distinto, un antilenguaje”.

BIBLIOGRAFÍA:
-          Sanmartín Sáez, Julia (1998). Lenguaje y cultura marginal. El argot de la delincuencia. Valencia: Universitat de València.




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