jueves, 29 de mayo de 2014

Alteraciones del significante en el argot: metátesis, apócopes y aféresis.

La prefijación y la -mucho más rentable- sufijación, suponen añadir a una base morfemas ajenos a la misma. Junto a estos procedimientos, se encuentran las alteraciones del significante propiamente dichas, aquellas que se producen sin adición de ningún elemento externo a él: la metátesis, la apócope y el truncamiento. Tal y como afirma Millá (El argot de la delincuencia, 1975), se tratan de tres mecanismos que mostraban mayor rendimiento en épocas anteriores.

Los tres tipos de alteraciones se producen tanto en palabras de la lengua común como en préstamos de otras lenguas o argots, en términos antiguos o en recientes.
Metátesis silábica. Éste se trata de un fenómeno frecuente en los argots, no solo en el de los delincuentes. Surge motivado por su capacidad de enmascarar el significado del mensaje: es el único procedimiento es el único procedimiento “exclusivamente críptico”. Posee como función la de ocultar el significado a aquél que no pertenece a la comunidad lingüística en cuestión; con motivo de esta funcionalidad puntual, Sanmartín (1998) lo califica de “procedimiento ocasional”. Además, señala como metátesis documentadas en el argot delictivo coba (banco), que ha perdido su fonema nasal; grone, negro; jetra, traje; o mogra, gramo.
Abreviaciones o apócopes. También es un recurso común al lenguaje de los jóvenes y a otros argots, como sucede con los términos procedentes del ámbito de la droga, “ya habituales en el argot común”. Entre los ejemplos que aquí recoge Sanmartín, se encuentran anfeta, anfetamina; cobi, cobijo; gobi, comisaría (de “gobierno militar”); morfa, morfina; legía, legionario; coca, cocaína; motoro, motorista; tatu, tatuaje; etc. Los acortamientos en ocasiones se llevan a cabo sobre voces del propio argot, hecho que contribuye a la sobrelexificación. La autora destaca la baja motivación de ocultación en los casos de acortamientos del significante, ya que, según ella, se mueven más por la “ley general de economía lingüística” así como método de apropiación del lenguaje.
Aféresis o truncamientos. Su desuso ha llevado a decir a Sanmartín que apenas “tiene sentido” hablad de la funcionalidad comunicativa de estos mecanismos. Entre los pocos casos recopilados por la autora, se encuentran tate, como hachis (del argot chocolate); yería, joyería; cal, fiscal (hoy desconocida).
Sanmartín concluye este apartado de su estudio destacando la falta de productividad de estos mecanismos en el argot actual, motivo por el cual hoy se encuentran en un número muy inferior frente a otros procedimientos que sí significan una ventaja comunicativa: son más afines a la naturaleza propia del argot y cumplen con la finalidad de sus hablantes.

BIBLIOGRAFÍA:
- Sanmartín Sáez, Julia (1998). Lenguaje y cultura marginal. El argot de la delincuencia. Valencia: Universitat de València.


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