jueves, 29 de mayo de 2014

Aspectos morfosintácticos del argot de la delincuencia I.

Las transformaciones gramaticales que se producen en el argot de la delincuencia tienen más que ver con el registro coloquial que emplean sus hablantes que con el argot mismo. Son expresiones marcadas diatrática y diafásicamente, relacionadas con ese registro coloquial, en cuanto a la variación contextual, y con un nivel sociocultural del hablante más bien bajo.
En este sentido, Sanmartín (1998) pone como ejemplo el pronombre personal menda, trasvasado desde hace años a la lengua coloquial, al argot de los jóvenes, etc. Se utiliza como sustantivo empleado para designar a un individuo, concordando el verbo en tercera persona: de esta manera se reviste la acción enunciada de cierta impersonalidad.
Este proceso de inclusión en una comunidad lingüística mediante el uso del argot conlleva dos fenómenos, distintas caras de una misma moneda: una relación de igualdad entre los individuos que componen esa comunidad, de pertenencia a ella -quedando excluidos todos los que no forman parte, generalmente los hablantes de determinadas edades y clases sociales, las altas-; y, a su vez, de abandono de la propia identidad personal, marcada por el nombre propio.
Por su parte, Rodríguez Díez (1981) entiende a las jergas y argots como "lenguas especiales", y las emparenta con las variedades sociales, con las diferencias diastráticas. Este autor define lengua especial como "la lengua de un grupo social en tanto que difiere de la lengua común, siempre y cuando ese grupo social no esté delimitado por criterios geográficos", y la diferencia de los dialectos atendiendo a dos criterios:
- Los dialectos tienen su fonética, morfología, sintaxis y léxico; las lenguas especiales se caracterizan especialmente por el léxico. Aun así, los dialectos, sociolectos y registros, afirma Rodríguez Díez, “no constituyen una lengua diferente de la común o de la que emplea el resto de la sociedad, sino que es un empleo particular de la lengua que afecta especialmente al nivel léxico”.
- Los dialectos poseen cierta independencia respecto a la lengua común; las lenguas especiales no, son lenguas secundarias que coexisten junto a la lengua común.
A este respecto, Beccaria (I linguaggi settoriali in Italia, 1973) ofrece una clasificación de lenguas especiales que distingue tres grupos: los lenguajes sectoriales o jergas de las profesiones, los lenguajes científico-técnicos, y el argot. Este último lo define como el lenguaje usado por aquellos grupos sociales situados al margen de la sociedad, como es el caso de los delincuentes.
Asimismo, Sanmartín rescata una definición sobre lenguaje marginal que Alvar Ezquerra ofreció en un estudio sobre los mismos: "lenguaje que emplean sectores marginados de la sociedad con una finalidad críptica, con una función expresiva y que sirve fundamentalmente para identificar socialmente a los individuos que lo usan”.
Por último, también parece pertinente citar a Daniel Míguez y Pablo Semán, quienes hacen de nuevo referencia a esa naturaleza expresiva del argot y a la complejidad de un proceso comunicativo que lleva muchas veces aparejado un cambio en sus aspectos morfológicos y sintácticos:
“Como es obvio para la antropología, la posibilidad de jugar adecuadamente a un juego del lenguaje no implica solamente la habilidad para reproducir adecuadamente las elocuciones pertinente sino también haber incorporado el complejo sistema de matices conceptuales que subyace en el adecuado uso de entonaciones, giros idiomáticos y sentido de la oportunidad. Aprender cuándo y cómo utilizar una expresión implica un complejo proceso de estructuración cognitiva son el cual se vuelve imposible el uso “adecuado” del lenguaje”.

BIBLIOGRAFÍA:
- Sanmartín Sáez, Julia (1998). Lenguaje y cultura marginal. El argot de la delincuencia. Valencia: Universitat de València.
- Rodríguez Díez, Bonifacio (1981). Las lenguas especiales. El léxico del ciclismo. León: Colegio Universitario de León.
- Míguez, Daniel y Semán, Pablo (2006), Entre santos, cumbias y piquetes: las culturas populares en la Argentina reciente. Buenos Aires: Editorial Biblos


No hay comentarios:

Publicar un comentario