A pesar del
protagonismo que asume el léxico a la hora de configurar un argot, también se
encuentran documentados ejemplos de particularidades morfológicas y
sintácticas. Concretamente sobre el argot de la marginalidad y la delincuencia,
Sanmartín ofrece algunos ejemplos en torno a la construcción pronominal de
algunos verbos con el morfema se, una
tendencia que, tal y como señala la autora, coincide con la del español
hablado, y otros para ilustrar el cambio en el nivel sintáctico.
Es evidente, por lo
tanto, la importancia del registro coloquial, de las variedades diafásicas y
diastráticas, para entender las transformaciones que se producen en una voz del
argot en sus aspectos morfosintácticos.
Sanmartín distingue entre tres tipos:
•
Voces exclusivas del argot proveniente del caló (najarse: huir, irse), o transformación semántica desde un término
de la lengua estándar (boquearse:
delatar, de la palabra boca). En
estos casos el se es obligatorio.
•
Voces existentes tanto en la lengua general (el se sería optativo, actuando como dativo ético: comer/comerse) como
en el argot (el se actúa aquí como un
morfema pronominal obligatorio: comerse,
asumir un hecho delictivo). De esta manera, la voz del argot modifica su
significado, se especializa.
•
Voces en las que la presencia o ausencia del se supone un cambio de significado (apalancar: guardar algo/apalancarse:
situarse en un lugar).
En los tres casos
se observa en la voz del argot la obligatoriedad del se, que se ha fosilizado, formando parte indisoluble del verbo para
que éste conserve su significado “especializado”. Es una “integración del
individuo en el proceso o acción” a la vez que también lo integra en un grupo,
visto a éste como “marca o signo de un lenguaje de un grupo determinado”.
En cuanto a las
transformaciones en la estructura sintáctica, cambiando el sentido y las
valencias, la autora destaca verbos que:
•
En la lengua estándar funcionan como intransitivos; en el argot, como
estructuras "casi atributivas”: ir
de + adjetivo (ir de legal). Se
produce una desemantización del verbo principal (ir).
•
En la lengua estándar funcionan como estructuras transitivas; en el
argot, como intransitivas: abrirse,
irse.
•
En la lengua estándar funcionan como núcleo predicativo de
construcciones transitivas con objeto directo; en el argot son permutados por
un suplemento: tirar de pipa, sacar; quedarse con alguien, engañar.
•
En la lengua estándar funcionan como estructuras transitivas; en el
argot con la presencia adicional (e "insistente") del dativo ético en
su forma reflexiva: hacerse un barico,
robar.
Además, la autora
señala la importancia en el argot de los delincuentes (en el los registros
coloquiales, vulgares en general) del morfema derivativo de género. Existe una
preferencia en el argot y en estos registros por las voces de género femenino a
la hora de construir un insulto, una expresión peyorativa, tanto para referirse
a hombres como a mujeres. Al género femenino quedan asociados atributos como la
cobardía, con un componente claramente negativo.
BIBLIOGRAFÍA:
- Sanmartín Sáez,
Julia (1998). Lenguaje y cultura
marginal. El argot de la delincuencia. Valencia: Universitat de València.
-
Santamaría Pérez, Isabel (2005). El argot
y las jergas. Madrid: Liceus
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