jueves, 29 de mayo de 2014

Aspectos morfosintácticos del argot de la delincuencia II.

A pesar del protagonismo que asume el léxico a la hora de configurar un argot, también se encuentran documentados ejemplos de particularidades morfológicas y sintácticas. Concretamente sobre el argot de la marginalidad y la delincuencia, Sanmartín ofrece algunos ejemplos en torno a la construcción pronominal de algunos verbos con el morfema se, una tendencia que, tal y como señala la autora, coincide con la del español hablado, y otros para ilustrar el cambio en el nivel sintáctico.
Es evidente, por lo tanto, la importancia del registro coloquial, de las variedades diafásicas y diastráticas, para entender las transformaciones que se producen en una voz del argot en sus aspectos morfosintácticos.
Sanmartín distingue entre tres tipos:
        Voces exclusivas del argot proveniente del caló (najarse: huir, irse), o transformación semántica desde un término de la lengua estándar (boquearse: delatar, de la palabra boca). En estos casos el se es obligatorio.
        Voces existentes tanto en la lengua general (el se sería optativo, actuando como dativo ético: comer/comerse) como en el argot (el se actúa aquí como un morfema pronominal obligatorio: comerse, asumir un hecho delictivo). De esta manera, la voz del argot modifica su significado, se especializa.
        Voces en las que la presencia o ausencia del se supone un cambio de significado (apalancar: guardar algo/apalancarse: situarse en un lugar).
En los tres casos se observa en la voz del argot la obligatoriedad del se, que se ha fosilizado, formando parte indisoluble del verbo para que éste conserve su significado “especializado”. Es una “integración del individuo en el proceso o acción” a la vez que también lo integra en un grupo, visto a éste como “marca o signo de un lenguaje de un grupo determinado”.
En cuanto a las transformaciones en la estructura sintáctica, cambiando el sentido y las valencias, la autora destaca verbos que:
        En la lengua estándar funcionan como intransitivos; en el argot, como estructuras "casi atributivas”: ir de + adjetivo (ir de legal). Se produce una desemantización del verbo principal (ir).
        En la lengua estándar funcionan como estructuras transitivas; en el argot, como intransitivas: abrirse, irse.
        En la lengua estándar funcionan como núcleo predicativo de construcciones transitivas con objeto directo; en el argot son permutados por un suplemento: tirar de pipa, sacar; quedarse con alguien, engañar.
        En la lengua estándar funcionan como estructuras transitivas; en el argot con la presencia adicional (e "insistente") del dativo ético en su forma reflexiva: hacerse un barico, robar.
Además, la autora señala la importancia en el argot de los delincuentes (en el los registros coloquiales, vulgares en general) del morfema derivativo de género. Existe una preferencia en el argot y en estos registros por las voces de género femenino a la hora de construir un insulto, una expresión peyorativa, tanto para referirse a hombres como a mujeres. Al género femenino quedan asociados atributos como la cobardía, con un componente claramente negativo.

BIBLIOGRAFÍA:
- Sanmartín Sáez, Julia (1998). Lenguaje y cultura marginal. El argot de la delincuencia. Valencia: Universitat de València.
- Santamaría Pérez, Isabel (2005). El argot y las jergas. Madrid: Liceus


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